Dentro de los productos de gas hay uno destacado, el Gas Licuado del Petróleo o Autogás, y se trata de un combustible que de alguna manera sirve como alternativa a la gasolina.

Es una mezcla de butano y propano comprimidos para que se vuelvan líquido, se disuelve en petróleo y se obtiene durante el refinado de este. Este gas licuado del petróleo es muy interesante porque se consigue al bajar las temperaturas a 40 grados bajo cero. Además casi no tiene azufre y otras sustancias como los metales dañinos.

El detalle más interesante es que el precio del litro en una gasolinera está muchas veces cerca de la mitad que el de gasolina (alrededor de 0,7€ el litro, respecto a los 1,1, 1,2 o 1,3€ de la gasolina). Además, contamina mucho menos, ya que emite un 15% menos de CO2 y entre un 70% y un 90% menos de óxido de nitrógeno.

Si quieres utilizar GLP para repostar tu vehículo primero deberás transformar tu coche para que pueda utilizar el gas licuado, una operación que normalmente tiene un coste aproximado de 2.000€. Dado que el Autogás necesita de una chispa para funcionar, esta operación solamente sirve para coches gasolina y no para los diésel. Puede hacerse también con motores diésel, pero en ese caso el precio de la adaptación varía.

Un dato importante por si estás pensando modificar tu vehículo es que no implica un cambio importante, apenas lo notarías si tienes el espacio adecuado en el compartimento trasero del maletero. Y si te preocupa la facilidad para llenar el depósito de gas, has de saber que a día de hoy existen más de 500 instalaciones en toda España y solamente el GLP en Madrid tiene más de 20 gasolineras.

¿Me merece la pena el GLP?

La pregunta que debes hacerte antes de plantearte cambiar tu coche a GLP es la siguiente: teniendo en cuenta el coste de la adaptación a gas, y conociendo los precios del Autogás en tu zona, ¿te saldrá más rentable que seguir repostando combustible tal y como lo venías haciendo hasta ahora? La respuesta a esta pregunta puedes obtenerla con esta calculadora.

El GLP representa sobre todo un ahorro a largo plazo, especialmente a partir del momento en el que ya has amortizado la inversión que realizaste al realizar la adaptación de gasolina a gas. Es a partir de los 15.000, 20.000 o 25.000 kilómetros recorridos al año cuando puedes plantearte empezar a hacer cuentas para dar el salto a este combustible.